Los gigantes del comercio minorista no se vieron afectados por el avance de las tiendas digitales, ni por la inflación o las crisis regionales.
Los centros comerciales están más vivos que nunca en América Latina y atraviesan una etapa de expansión gracias al regreso en masa de los consumidores una vez superadas las restricciones de movimiento ocasionadas por la pandemia.
Ya se llamen “malls”, “shoppings” o como sea, los centros comerciales han vuelto a bullir de clientes desde México a Chile, una región donde el paseo por los pasillos climatizados de estos gigantes del comercio minorista no se ha visto afectado por el avance de las tiendas digitales, ni por la inflación o las crisis regionales.
Chile es un caso paradigmático: la pandemia causó una aceleración nunca vista del comercio digital, casi el 90 % de los consumidores declaraba que compraban por internet y ahora, los clientes en la red son tan solo el 60 %, según datos de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS).
“Hubo una fuerte adopción del e-commerce durante la pandemia que luego dio paso a un período de ajuste, en el que con la vuelta a la movilidad se produjo un retorno a tiendas físicas y un nuevo equilibrio”, dice a EFE el gerente de estudios de la CCS, George Lever.
La Cámara de Comercio santiaguina pronostica que las ventas “online” superen este año los 12.000 millones de dólares, una cifra que, de alcanzarse, mejoraría en 14 % el registro de 2022.
“La pandemia fue un acelerador del comercio electrónico, básicamente porque los shopper experimentaron nuevas formas de comprar y la experiencia fue buena y cada vez mejor, pero también las grandes cadenas de tiendas potenciaron sus capacidades digitales en ese período”, señala a EFE el investigador del Centro de Estudios del Retail (CERET) de la Universidad de Chile Claudio Pizarro.
En Brasil, la meca de los “shoppings” en Sudamérica, el sector minorista no llegó a perder fuelle en la pandemia, porque las restricciones no fueron tan duras, y encara los próximos meses con “optimismo, pero con cautela”, explica a EFE Glauco Humai, presidente de la patronal Abrasce.
Abrasce proyecta para este año un crecimiento de la facturación del 11 % con respecto a 2022, cuando entraron en caja 191.800 millones de reales (unos 39.047 millones de dólares o 36.519 millones de euros), dato a su vez un 20,4 % superior al de 2021.
Las buenas perspectivas se apoyan en la mejoría de los índices de morosidad de los últimos meses y en la expectativa de que próximamente bajen los intereses, debido a los buenos datos de crecimiento de la economía brasileña y al control de la inflación.
En el último par de años, no obstante, sí se han visto cambios de tendencias de consumo en los “shoppings” brasileños.
Los compradores buscan ahora espacios “más abiertos” y “verdes”, adonde puedan ir a pasear con su mascota y su familia, o a encontrarse con lo amigos, cuenta a EFE Caroline Pereira, responsable de márketing de Ancar Ivanhoe, una administradora de centros comerciales.
“El shopping center en Brasil ya tiene como gran atractivo el pilar de entretenimiento y ocio”, señala Pereira, explicando que las inversiones en los últimos años se han centrado en mejorar el bienestar, para recibir al consumidor que quiere sentirse como en casa.
En México, el país latinoamericano donde los centros comerciales son más pujantes, la industria “mantiene el interés en expandir sus inversiones”, afirma Fernando de Corcuera, director jurídico del fideicomiso mexicano Fibra Danhos, dedicado a la adquisición y gestión de centros comerciales.
“Ya se estabilizó la comercialización de espacios y se están rellenando los que de alguna manera se habían desocupado”, agrega.
Y si bien es cierto que los espacios se han reducido, la industria ha aprendido a construir en horizontal, detalla Corcuera, quien prevé que la tradicional atracción de los mexicanos por los centros comerciales mantenga a la industria entre las preferencias del esparcimiento.
La misma tendencia se repite en Perú, donde las ventas brutas en 2022 llegaron a 30.000 millones de soles (unos 8.100 millones de dólares o 7.577 millones de euros), 2.000 millones de dólares más que en 2021, con un nivel de ocupación del 95 % de sus locales en 25 centros comerciales de Lima y su vecina provincia de Callao.
De acuerdo a la Asociación de Centros Comerciales del Perú (ACCEP), el sector tiene inversiones previstas por valor de 647 millones de soles (175 millones de dólares o 163 millones de euros) para 2022 y 2023, de las cuales el 67 % corresponden a la construcción de nuevos “malls”, como son habitualmente conocidos.
Estos planes, no obstante, se vieron postergados por las protestas antigubernamentales que paralizaron el país andino a inicios de año.
EFE.